EXPLOTAS, TE LIBERAS, O AMAS?




Estás despertando cuando ves el sol y agradeces su presencia por darte vida y porque en ellos crecen tus alimentos, cuando dejas de competir y comienzas a admirar, 
cuando te preguntas si acumular dinero es la causa de tu felicidad; cuando dejas de comer lo que no te cae bien, cuando apagas las noticias que no quieres creer, cuando empiezas a sentir y a encontrarte con otros humanos que sienten lo mismo que tú y cuando te das cuenta de que vives en un mundo consciente que está siendo operado por una inteligencia superior, por el amor.

Una vez había un asceta meditando en el bosque. Unos ladrones que habían huido y se habían escondido en el bosque le preguntaron cómo podían dejar de robar. El asceta les dijo: Dejando de robar. Esto es algo que ya sabemos, una mentira lleva a otra mentira y a otra. De igual manera, las acciones positivas y las cualidades que empecemos a practicar nos llevarán a mayores acciones positivas y a mayores cualidades. La práctica del amor nos llevará a más amor.
Despertar las cualidades del amor nos llevará a movernos en el plano del amor y no al plano de la explotación.

El hinduismo menciona que existen tres planos de consciencia: El primer plano es el de la explotación, el segundo es el plano de la liberación, y el tercero es el plano del amor. El plano de la explotación es el del cerebro animal, el plano de la supervivencia, del miedo, del poder. Cuando nos movemos en el primer plano utilizamos a la gente, usamos y explotamos todos los recursos necesarios para satisfacer nuestros deseos. A su vez, nosotros somos usados, timados, disfrutados y explotados por otros. En el primer plano no se conoce ni experimenta el amor desde su totalidad, sólo de manera parcial, pues tiene un valor comercial donde damos dependiendo lo que recibimos. El plano de la explotación lo podemos traducir como el plano del miedo, es donde no se trabaja para el bien común, sino para el ego.

En el segundo plano la acción se detiene; si no hay acción tampoco habrá reacción. Es el plano al que muchas tradiciones, en especial el budismo y el jainismo, apelan como su máxima meta[1]. Es en la liberación donde se renuncia al deseo y se libera del sufrimiento de explotar y ser explotado. Éste es el plano del Humano. Dejamos el miedo y la amenaza, y nos movemos a la consciencia humana. En este segundo plano hay compasión pero no hay relación con el amor. Debido a que se detiene la acción y reacción, no hay un sujeto ni objeto de amor, la finalidad última es liberarse precisamente de lo que se experimenta. En el plano de la liberación se pierde la individualidad.

Y el tercer plano es conocido como el plano del amor devocional, Prema Bhakti es su nombre en sánscrito. En este plano se termina la percepción de la dualidad. No existe el fracaso o el éxito, el gozo o el sufrimiento. Aquí estás conectado con la sacralidad y el verdadero valor de todo lo que te rodea. Ya no hay diferencias entre las cosas, sólo se aprecian variedades de consciencia. El amor, en este plano, se pone en el centro, pues nosotros dejamos de ser el centro. En este plano se supera el cerebro animal y la experiencia como humano. El Ser se identifica con la naturaleza del amor. La experiencia en este plano es total y absoluta.

El plano del amor no es diferente al amor ni a el Amor. El Amor en este plano es lo que realiza la acción, lo que disfruta y goza. El Amor no es diferente al nombre que vibra, ni a la forma que adquiere, ni al pasatiempo en el que se manifiesta[2].

En este artículo, vamos a referirnos al plano de la explotación como el plano del miedo, y al plano del amor devocional, como el plano del amor.
Para arribar al plano del amor debemos seguir un proceso. Como habíamos descrito, debemos limpiar el polvo del espejo siguiendo ciertas recomendaciones para evitar romperlo.






[1] El filósofo y teólogo indio Srila Sridhara Maharaja ahonda más profundamente en este tema en el primer capítulo de su libro La Ciencia Confidencial del Bhakti Yoga que citaremos constantemente como referencia durante nuestra exposición en este libro. Bibliografía:  Srila Bhakti Raksaka Sridhara Deva Goswami  Maharaja (2004), La Ciencia Confidencial del Bhakti Yoga, Capítulo 7: Sermones del Guardián de la Devoción III SEVA, Colombia.
[2] Nama Rupa Guna Lila es un concepto védico explicado en la canción compuesta por el escritor y filósofo bengalí Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura (1874-1937) cuya traducción del sánscrito es: nombre, forma, naturaleza, pasatiempo.